querer es correr en dirección contraria a las heridas.
Me informan desde dentro
que me haces falta -demasiada- algunas tardes
y a tu lado el tiempo se vuelve una medida
que sabe que el pasado es una naranja seca
y que sólo se puede beber el zumo de las bienvenidas.
El mundo comienza entre tus dedos
y yo pienso en tus labios buscándome
en cualquier asiento de cualquier noche,
en cualquier hora de cualquier coche.
No se si llamarte eternidad
porque luego nos visitan los temores de siempre
y no hay mayor preso
que el que tiene que cumplir una promesa
para la que ya no quedan sentimientos.
Prefiero nombrarte reina de la calma,
quemar en una fuente los portazos,
abrir puertas en el agua
y buscar entre tus piernas
algo de ternura,
que tu carne alguna mañana
me de los buenos días.
(Marwan)
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